Tres | ¿Qué hay detrás de la renuncia de la viceministra de Relaciones Exteriores, Adriana Mejía?

Adriana Mejía, considerada virtual canciller bajo el periodo de la titular Claudia Blum, renunció hoy y le pide al presidente Duque en su carta de dimisión que le acepten el retiro a partir del 6 de agosto. Dice que se va por razones personales y familiares que no precisa. En los pasillos de la Cancillería se cuenta esta historia, que no ha sido confirmada ni desvirtuada porque ella no acepta entrevistas con periodistas.

La viceministra Mejía llegó al ministerio el 3 de noviembre de 2018, de la mano del fallecido Carlos Holmes Trujillo. Ella ya había estado en la Cancillería entre 2006 y 2010, durante el gobierno de Álvaro Uribe. Y no hay dudas, se constituyó en un gran poder que ejercía desde el Palacio de San Carlos, sede del ministerio.

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Cuando llegó Claudia Blum, la señora Mejía chocó varias veces con ella. La canciller Blum se quejó varias veces ante el presidente porque Adriana Mejía asumía tareas que muchas veces no le consultaba; inclusive, enviaba comunicaciones a nombre de la Cancillería, sin haber contado con el visto bueno de la entonces canciller.

Cuando Claudia renunció, el nombre de la viceministra Mejía surgió como la más firme candidata a sucederla, pero el presidente decidió nombrar a su vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez. Con ella ha tenido buenas relaciones, pero Adriana Mejía quedó con el mal sabor de no haber sido la canciller. Ahora le ofrecieron un cargo en una empresa privada y ella aceptó. Sin embargo, quiere cumplir una última misión: lograr que el candidato colombiano Sergio Diazgranados sea designado el 5 de julio como presidente de la Corporación Andina de Fomento (CAF), lo que no es tarea fácil.

Adriana es una excelente funcionaria, sin duda, pero muchos embajadores no ocultan su satisfacción con su retiro. Lo curioso es que no dicen por qué.