La invitación del papa a la reconciliación política en el país parece lejos, muy lejos
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El papa Francisco ha sido objeto de numerosos regalos, pero hay uno que refleja la polarización que divide al país.
El maestro José Augusto Rivera Castro, pintor y escultor, realizó esta escultura que llamó «Ritual de la reconciliación» con figuras humanas que se suman en un gran abrazo. La obra de arte fue y vino por las manos de numerosos senadores, pero solo el parlamentario Alexánder López, del Polo, se interesó en ella; pensó que podría ser un buen regalo para su santidad.
El maestro Rivera valoró su obra en tres millones de pesos, según dijo, para pagar exclusivamente los materiales que utilizó en su realización. El senador López propuso que si los cien senadores donaban de su bolsillo $ 30.000 cada uno, podrían comprarla y llevársela al papa.
Mejor se hubiera quedado callado: el senador uribista Carlos Felipe Mejía, de Caldas, lanzó los más duros ataques contra el gesto del senador López y sostuvo que era politizar la visita papal. Además, aseguró que el papa no debería haber venido, y menos a invitar a la reconciliación, porque cree que en Colombia no hay espacio para eso.
A pesar de la catilinaria uribista, López pasó de puesto en puesto pidiendo el aporte de los senadores: solo reunió $ 1.200.000. El artista le entregó la obra y espera el pago completo
López envió la pintura a la sede de la Nunciatura Apostólica, y como consta en esta comunicación del señor nuncio, fue recibida con satisfacción.
Lejos, pues, parece estar el mandato pontificio de la reconciliación.