De cara al río y mirando al futuro, así es la nueva Barranquilla
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Hablar por estos días con un barranquillero es sentir, con ellos, el orgullo de quién está sacando pecho por su ciudad. Y al recorrer las calles lo primero que salta a la vista son las razones que hacen vibrar con más fuerza ese sentimiento: una Barranquilla que hoy mira al río Magdalena de cara al futuro, que abre sus brazos para darle la bienvenida al visitante porque se siente a la altura de las grandes ciudades del mundo, dando pasos de gigante en materia social y con una revolución en materia de infraestructura y una planificación urbanística que la perfilan como una capital más competitiva.
El corazón de los barranquilleros palpita cada vez que se habla de la ciudad en foros internacionales o cuando recibe el respaldo de entidades multilaterales, como el BID. Ni hablar cuando un deportista barranquillero deja en alto el nombre de su tierra, o cuando los ojos del mundo se posan en ella por la riqueza cultural, o por las grandes obras y proyectos con los que Barranquilla ha logrado una notoria transformación social y urbana.
¿Cuál ha sido el secreto?
Gran parte de estos logros son realmente el reflejo de un proceso de crecimiento sostenido en los últimos 10 años, en los que ha habido un compromiso serio con el manejo de los recursos públicos por parte de sus recientes administraciones.
La ciudad, que en algún momento de su historia vio apagada su aura, frenado su desarrollo, y se convirtió por largo tiempo en símbolo de decadencia y corrupción, ha retomado la senda del progreso, conduciendo nuevamente en su espalda el porvenir.
El gran salto de Barranquilla pasó por superar su desastre en las finanzas públicas, al pasar de ser una ciudad quebrada a dar por terminado el acuerdo de reestructuración de pasivos, amparado en la Ley 550, logrando las más altas calificaciones de riesgo de crédito tanto a nivel nacional como internacional.
Barranquilla se está transformando, y con solo poner los pies en esta tierra encantadora se percibe su dinamismo y la cantidad de frentes de trabajo por todas partes muestran este nuevo ritmo de crecimiento: aumenta la creación de empresas, el bienestar social, el desarrollo urbano, y todo eso se refleja en la mentalidad de los barranquilleros, que hoy son los ciudadanos de Colombia que se sienten más optimistas sobre el estado de su ciudad.
Una muestra de esta trasformación fue la celebración de los XXIII Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe 2018, que dispararon el nacimiento de una nueva Barranquilla, una ciudad distinta, que además de quedar con 13 modernos escenarios que cumplen todos los estándares internacionales, verdaderas joyas deportivas con sus entornos recuperados, la convirtieron en un referente ante el mundo por su capacidad para organizar eventos de talla internacional.
Es la nueva realidad de La Arenosa, desde la primera administración de Alejandro Char, en el año 2008, que siguió con Elsa Noguera en 2012 y se mantiene nuevamente con Char a la cabeza desde 2016. Realidad que despierta el interés de inversionistas y del Gobierno Nacional, propiciando la llegada de nuevos capitales y con ello la generación de empleos. De hecho, según cifras del DANE, Barranquilla destaca porque en el último lustro ha mantenido una de las tasas de desempleo más bajas en el país.
El grado de confianza alcanzado por la administración distrital de Barranquilla, reconocido por organismos nacionales e internacionales, ha venido de la mano de un manejo responsable y transparente de los recursos de proyectos y programas con los cuales se gana en competitividad y se avanza en reducción de pobreza y calidad de vida. De igual manera se evidencian desarrollos notables en materia de salud, educación y espacios públicos.
Durante este tiempo, uno de los aspectos que más destaca esa transformación radica en la inversión social. Barranquilla pasó de tener un sistema precario de salud, a convertirse en modelo nacional, con una red pública modernizada, en la que se han construido 41 hospitales y puestos de salud debidamente dotados para una atención digna y oportuna.
En educación, Barranquilla también marca ejemplo nacional: se han construido 105 colegios y se siguen construyendo más, se amplió cobertura escolar, 70% de estudiantes están en jornada única, programas de bilingüismo, varios colegios del distrito están entre los mejores de Colombia en las pruebas Saber, hay atención integral a la primera infancia, y 12 nuevas sedes de formación para el trabajo en alianza con el SENA ofrecen oportunidades para el capital humano que requieren las nuevas empresas que se están asentando en la capital del Atlántico.
Si hablamos en materia de construcción e ingeniería, en Barranquilla se están ejecutando obras de gran envergadura, pero sobre todo de alto impacto para el beneficio de los ciudadanos, entre ellas darle una solución definitiva al grave problema de los arroyos. En este momento avanzan inversiones en la canalización de estos “ríos urbanos” por más de 1 billón de pesos, según datos de la administración local.
Una de las obras que reflejan los cambios en la ciudad es el Gran Malecón, proyecto que se ha convertido en una inmensa ventana hacia el río Magdalena. Este sector está llamado a albergar un gran desarrollo urbanístico en el mediato futuro. Desde su apertura hace un año, se ha convertido en el espacio de mayor atractivo para propios y visitantes, no solo para ir en familia, sino para admirar un nuevo escenario donde ya se han realizado cerca de 200 eventos con más de 2.5 millones de visitantes. Esta es una nueva ventana de Barranquilla hacia el mundo, complementada con la construcción de una nueva vía que acerca, comunica y conecta con el Magdalena, representando así más espacio para la gente y más competitividad.
Hoy, no hay rincón de la ‘Puerta de Oro’ que no registre por lo menos una obra en ejecución, ya sea estatal o por parte del sector privado.
Y si hay algo que está transformando la vida de los barranquilleros son los parques, en estos últimos años se han recuperado 146 espacios para la recreación y disfrute de la comunidad, los cuales no solo están devolviendo lugares para compartir entre vecinos, fomentando los hábitos de vida saludable, sino que están generando un impacto positivo al medioambiente.
En materia ambiental, esta ciudad, caracterizada por un clima húmedo y de alta temperatura, tenía una gran deuda, pero con el programa distrital Siembra Barranquilla la Administración pretende caminar hacia la sostenibilidad ambiental. Este programa ya ha sembrado 34.000 árboles. Al finalizar el 2019 Barranquilla tendrá 100.000 árboles nuevos, con los que se avanzará para lograr la meta de 250.000 árboles en 5 años.
Por mar y río, esta gran sociedad se está consolidando con un futuro altamente prometedor, y es que en diversas encuestas de percepción ciudadana las cifras soportan esa transformación. Por ejemplo, ha mejorado el ingreso del hogar promedio de Barranquilla. Un hogar de 4 personas ganaba $1,6 millones en 2010, el año pasado subió a $2,8 millones, siendo la ciudad de Colombia en la que más ha crecido el ingreso por hogar.
Todos estos aspectos redundan en mejor calidad de vida, lo cual se confirma con la cifra de reducción de pobreza, que ha disminuido en más de 20 puntos en la última década.
¡Qué bien por Barranquilla y su gente! Esta ciudad, que muchos conocen por su majestuoso Carnaval, hoy está dando muestra, no solo al país sino al mundo entero, que como dice su alcalde, sí se puede. No es fácil sacar a una ciudad de la desesperanza y convertirla en una urbe moderna, dinámica y pujante, pero con determinación y entrega se puede hacer posible. Hoy sus ciudadanos se ven alegres, llenos de sueños y con la convicción de hacerlos realidad en esta ciudad de puertas abiertas.
*Nota patrocinada.