Tensión durante la rueda de prensa de los presidentes de EE.UU. y Cuba

En el Palacio de la Revolución en Cuba, los asistentes esperaron ansiosos las conclusiones del encuentro histórico de dos horas entre los mandatarios Barack Obama y Raúl Castro, quienes tuvieron a su espalda las banderas intercambiadas de su país, como símbolo de una nueva era política.

Aunque reconocieron avances concretos en los memorandos de entendimiento, Raúl Castro pidió a Obama levantar el bloqueo económico sobre la isla, agradeciendo su esfuerzo por hacer eco en el Congreso.

“El bloqueo es el obstáculo más importante para nuestro desarrollo económico y el bienestar del pueblo cubano. Por eso, su eliminación será esencial para normalizar las relaciones” resaltó Raúl Castro.

También pidió levantar la base de Guantánamo que fue cedida a Estados Unidos a perpetuidad en 1898.

Los dos coincidieron en que el levantamiento del bloqueo no implicaría injerencia de Estados Unidos en los asuntos cubanos.

Frente a eso el mandatario estadounidense dijo: “el destino de Cuba no será decidido por Estados Unidos ni por ninguna otra nación. El futuro de Cuba será decidido por los cubanos”

Las preguntas de los periodistas en torno al cumplimiento de los derechos humanos, generaron incomodidad en Castro y Obama quienes no ocultaron las divergencias en sus modelos políticos.

El momento de mayor tensión se vivió cuando uno de los periodistas increpó a Raúl Castro sobre los prisioneros políticos en la isla. ¿Por qué no los suelta? preguntó el periodista.

Castro, quien se mostró incómodo y desconcentrado con el sonido de la traducción durante la rueda de prensa, contestó con vehemencia: “dame la lista de los presos políticos para soltarlos, menciónala ahora, ¿qué presos políticos?, dime el nombre o cuando concluya la reunión y si hay presos políticos antes de que llegue la noche van a estar sueltos… ya!”.

La desestabilización política en Venezuela fue uno de los temas pendientes de la agenda bilateral, y con una pregunta quedó la expectativa sobre la preferencia de Castro por quien será su próximo interlocutor político.