Vendedores informales rechazan la llamada ‘ley de la empanada’

La ley de la empanada, sancionada por el presidente Iván Duque, no ha sido bien recibida por los vendedores informales quienes afirman que no están dispuestos a pagar por el uso del espacio público y que no pueden dejar de trabajar para asistir a cursos en el SENA.

La Ley 1988 de 2019, más conocida como la ley de la empanada, busca que tanto los compradores como los vendedores de empanadas y de otros productos que son comercializados en espacios públicos paguen por el uso de ese espacio y empiecen a ahorrar para su pensión. Sin embargo, los vendedores rechazan esta medida.

“Nos van a reubicar, ¿y si nos reubican en un sitio muerto?, entonces lo clientes que tenemos nosotros ¿en dónde los dejamos? Me parece que la medida en sí tiene algo bueno pero le falta complementar muchas cosas”, indicó Giovanny Méndez, vendedor informal.

La disposición fue sancionada por el jefe de Estado el pasado 2 de agosto y obliga al Gobierno a que en un plazo de 12 meses elabore, formule e implemente la mencionada política pública.

“Nosotros ya acá tenemos nuestro punto, ya tenemos nuestra clientela y nos irían a reubicar en puntos muertos, o sea que iríamos a afectarnos por los dos lados”, manifestó la vendedora Julia Rey.

En la ley se contempla el desarrollo de programas de capacitación a vendedores informales en diversas artes a través del SENA.

“Tenaz porque uno paga arriendo en la casa, tiene compromisos y si lo mandan ocho horas, entonces quién va a venir a vender, trabajar acá”, agregó Bermúdez.

“No estoy de acuerdo porque si nos tocaría ponernos a estudiar y eso, el tiempo de nosotros acá es en la mañana y no tendríamos cómo venir a trabajar”, señaló Eva Aristizábal, vendedora informal.

Inicialmente esta ley buscaba evitar las multas que recibieron algunos compradores y vendedores de empanas en el país, pero se fue modificando poco a poco.

¿De qué se trata la “Ley empanada” aprobada por el Congreso?

Stic Luengas