Dexametasona, de sustancia prohibida en el deporte a una esperanza contra la COVID-19
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La dexametasona, es el primer fármaco que se ha mostrado capaz de reducir la mortalidad en pacientes con COVID-19 que requieren oxígeno o ventilación.
Es un viejo conocido del mundo del deporte, al tratarse de una sustancia prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y haber sido el origen de numerosas infracciones.
La AMA, que divide las sustancias y métodos de dopaje entre los “prohibidos siempre”, los “prohibidos en competición” y los “prohibidos en ciertos deportes”, incluye la dexametasona en el segundo de esos grupos.
Según Portalfarma, el portal del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, los glucocorticoides son unos productos ‘ergogénicos’ -que aumentan el rendimiento atlético- y que actúan sobre el sistema endocrino: “Suprimen el dolor provocado por la intensidad o repetitividad de la contracción muscular, por lo que aumenta la tolerancia al ejercicio”.
El nombre de la dexametasona se hizo popular cuando en noviembre de 2011 el semanario alemán ‘Der Spiegel’ publicó que, según las investigaciones de ‘Football Leaks’, se habían encontrado trazas de ese fármaco en el control antidopaje al que fue sometido el madridista Sergio Ramos tras la final de la Liga de Campeones de 2017, en Cardiff ante el Juventus de Turín.
Los deportistas pueden consumir cualquier sustancia prohibida, si se trata de curar enfermedades o lesiones, siempre que dispongan de una Autorización de Uso Terapéutico y lo comuniquen con anterioridad al control.
La Universidad de Oxford divulgó un estudio según el cual la dexametasona, un fármaco barato y de fácil acceso en todo el mundo, puede ayudar a salvar vidas de pacientes que se encuentran graves a causa del coronavirus.
El equipo investigador señaló que el tratamiento con dosis bajas reduciría el riesgo de muerte en un tercio de aquellos pacientes que se encuentran conectados a ventiladores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebró los progresos conseguidos en Reino Unido con el uso de la dexametasona y felicitó a la Universidad de Oxford y el Gobierno británico por el hallazgo.