Inversiones en energía limpia: la clave para un futuro energético sostenible en América Latina

En el horizonte de 2030, se vislumbra un aumento espectacular del 460% en la generación de energía solar y eólica en países latinoamericanos como Colombia, Brasil, México, Chile y Argentina, según el Global Energy Monitor. Sin embargo, la seguridad energética de la región se encuentra amenazada por diversos factores que podrían dar lugar a cortes de electricidad inusuales en décadas. Entre estos desafíos se incluyen los altos precios de la energía, la cercanía de un fenómeno de El Niño intenso y prolongado, cambios regulatorios que podrían alterar el panorama energético, bloqueos que afectan a las centrales de generación y preocupaciones de inversores nacionales e internacionales. Además, persisten conflictos entre distribuidores de energía y un lento progreso en proyectos de energías renovables, a pesar de las promesas gubernamentales. En este contexto, las inversiones en energías sostenibles emergen como una solución esencial para garantizar un suministro de energía seguro y estable a largo plazo.

Durante el 2021, los flujos de financiación internacional destinados a energías limpias en países en desarrollo ascendieron a 10,800 millones de dólares, marcando una disminución del 35% en comparación con el promedio de la década anterior (2010-2019). Esto representó apenas el 40% de la cifra registrada en 2017. Esta tendencia a la baja genera preocupaciones sobre las implicaciones climáticas de depender en gran medida de los combustibles fósiles. La ONU advierte que, a menos que las inversiones en energías renovables se tripliquen antes de 2050, será imposible lograr una trayectoria de emisiones netas cero, un objetivo crucial para frenar el cambio climático.

Es en este contexto que Unergy, una startup colombiana, ha presentado en su versión BETA los tokens ‘pWatt’ y ‘uWatt’ basados en blockchain. Su propósito: democratizar las inversiones en energía solar y permitir que cualquier persona pueda invertir desde tan solo 1 dólar. Esto no solo responde a preocupaciones ambientales, sino que también promueve la propiedad individual de la energía consumida.

Nicolás Villegas, CTO de Unergy, explica que han creado una moneda estable respaldada por activos generadores de energía limpia, como mini granjas solares. Los rendimientos generados se reinvierten en nuevos proyectos de energía sostenible. “En principio, los ‘pWatt’ son una inversión destinada al desarrollo y construcción de nuevos proyectos de energía limpia. El valor de la inversión está relacionado con la capacidad de generación de energía del proyecto en cuestión, lo que significa que cada uno de estos tokens equivale al costo de generar 1 vatio-pico de capacidad en un proyecto de energía limpia”, enfatiza Villegas.

Una vez finalizado el desarrollo de cada proyecto, su valorización aumenta, de manera similar a la de un bien raíz. Los usuarios tienen la posibilidad de redimir las ganancias de su inversión en ‘uWatts’, que están respaldados por paneles solares generadores de energía en cada uno de los proyectos.

Además, teniendo en cuenta que los activos de energía limpia tienden a devaluarse con el tiempo, este tipo de inversión utiliza un mecanismo de ingresos autosostenibles. Esto permite que la reserva de activos no pierda valor, ya que las pérdidas a lo largo del tiempo se compensan mediante la creación de nuevos proyectos de energía.

El protocolo de Unergy reinvierte los excedentes de sus proyectos de energía solar en Colombia y otros países de América Latina, lo que impulsa la generación de energía solar y eólica. Según el informe del Global Energy Monitor, la región cuenta con un gran potencial de crecimiento en estas fuentes de energía, con la posibilidad de aumentar la generación de energía renovable en un 460% para 2030, siempre y cuando los proyectos a gran escala cumplan con sus plazos.

Después de aproximadamente cinco meses de fase beta, los tokens ‘uWatt’ podrán intercambiarse por diversas monedas digitales. Esto podría ser de gran importancia en un contexto de crecientes precios de la energía en los mercados y limitaciones en las políticas e inversiones nacionales para lograr emisiones netas de carbono cero para 2050.